lunes, 19 de agosto de 2013

Capítulo 2

Observé el teléfono, perpleja y lo volví a guardar en el bolsillo de los pantalones. Enseñé mi placa en recepción, y busqué con la mirada el ascensor, lo localicé y me dirigí hacia este. Pulsé ligeramente el botón que marcaba un ocho ligeramente bordeado, hasta que se iluminó con una luz blanca que tiraba a amarilla.
El  elevador subía lentamente, lo que me resultó extraño es que no lo hubieran llamado en ninguno de los pisos y eso que era uno de los hoteles más concurridos de Londres, uno de los más conocidos mundialmente. La pequeña pantalla electrónica apareció un 8 y las puertas se abrieron hacia los lados. Salí lentamente del ascensor, mientras que este se cerraba lentamente detrás de mí. Volteé mi cabeza hacia la derecha y no vi mas que un mero pasillo, la giré hacia el lado contrario y pude observar como había un ligero barullo aunque supongo que conforme me acercaría se volvería mas alto su volumen.
Me dirigí hacia la izquierda y anduve lentamente, mientras avanzaba el sonido de murmullos y flashes aumentaba considerablemente por lo que me había dicho Robert habría mucha prensa. Al llegar, me deslicé por debajo del cordón policial y mostré mi placa. Traté de encontrar a Robert y, ahí estaba, con el pelo negro y la piel blanca, por eso a veces le llamaba Blancanieves para fastidiarle aunque luego no se pareciera nada a una princesa de cuento de Disney, era musculoso, poseía espalda de nadador y no tenía cordura.
Golpeé ligeramente la espalda de mi compañero, que volteó la cabeza y me observó:
-          ¡Sophie!
-          ¡Robert! – nos dimos un abrazo. Al lado suyo estaba Margaret, con una carpeta azul marino que sujetaba entre las manos.
-          Margaret, - le llamé y giró la cabeza hacia mi - ¿Quién es la víctima?
-          Se llama Byron Ryman, 32 años, era una estrella en un Real World.
-          ¿El reality? – Pregunté
-          Si, ¿Lo has visto?
-          Me suicidaría antes de ver un programa de ese tipo. Bueno, y ¿Cómo falleció?
-          La puñalada que tiene en la espalda determina que falleció por esta, los golpes en la cabeza son postmortem. Basándome en la temperatura del cuerpo diría que falleció entre las cuatro y las siete de esta mañana
-          ¿Sabemos algo del asesino? – Pregunté aunque podría no haber nada relacionado con el verdugo
-          Era más alto que la víctima por la dirección de las incisiones que se dirigen hacia la parte inferior del cuerpo, por tanto diría que rondaría el metro ochenta, como mínimo.
-          ¿Tenía familiares?
-          Sí, una hermana, ya está de camino.- me respondió Robert
-          ¿Alguna persona vio lo ocurrido?
-          De momento no hay testigos, estamos intentando conseguir el vídeo de las cámaras del banco que había en la esquina, haber si captó al asesino.
-          OK, informadme cuando sepáis algo nuevo. Nos vemos a las diez en comisaría.
De camino a casa, para desayunar cualquier cosa antes de desmayarme en Scotland Yard, pensaba en como sería perder a mi hermano, por muy trasto que fuera y por muchaa veces que nos pelearamos era mi hermano y le quiero. Aparqué el Hyundai que me daba la policía, era negro y ya le quedaría poco para jubilarse, pero bueno, posicioné el vehículo correctamente en la plaza quince del primer sótano. Saqué las llaves y las guardé en el bolsillo derecho de la gabardina.
Llegué al ascensor y esperé ya que estaba en el piso treinta y dos, saqué el móvil para mirar la hora y ver que eran las nueve, tenía todavía tiempo de sobra. Se oyó un ligero pitido y supuse que el elevador ya estaba aquí, las puertas de desplazaron hacia los laterales y marqué el piso diecisiete que se iluminó.
Ya en mi planta, busqué las llaves en el bolsillo izquierdo pero no las encontré por tanto traté de encontrarlas en el derecho y, en efecto, ahí estaban las malditas llaves, la verdad, no sabía como lo hacían pero siempre conseguían desaparecer. La inserté en la cerradura dando dos vueltas y media y al oír el click se abrió ligeramente tendiéndola que empujar posteriormente para pasar
Me quité la gabardina y la deposité en el sofá color crema que se encontraba en el salón nada más pasar al piso, llegué al cuarto de baño donde se encontraba una ducha con las paredes de cristal, se me vino a la cabeza la escena de ‘Psicosis’ de Alfred Hitchcock, ya que la película la habría visto veinte mil veces porque era una de las favoritas de mi hermano pequeño y de cuando teníamos unos 13 años siempre me pedía para verla con él por si le daba miedo, mi hermanito se llama Greg y tenía 10 años cuando se enganchó a la película, a mi no es que me gustara, pero tampoco me desagradaba, aunque con todas las veces que la había visto ya estaba un poco harta.
Los momentos en los que me duchaba con agua caliente, eran los momentos en los que mi mente descansaba de tantos asesinatos y la muerte alrededor todo el rato, era como si el vapor se llevaba todos los problemas para no volver, era como estar en una nube, pero que al volver a trabajar se tornaba niebla, oscura y espesa.
Apagué el grifo, salí y cogí la toalla que estaba colgada en un gancho situado a la derecha de la puerta de la ducha, me la enrollé y me miré en el espejo, cogí el cepillo de pelo y el acondicionador para desenredarlo un poco, ya que si no el dolor sería tremendo con un pelo como el mío y sin desenredante. Apreté el spray, extendiéndolo por todo el cabello y posteriormente me lo cepillé hacia atrás para que no me molestara a la hora de hacerme la raya. Abrí el armario situado a la derecha del espejo y saqué mi neceser, busqué entre todo lo que había ahí para sacar el eyeliner negro que me encantaba y me hice la raya por encima del ojo lo más fina que se podía pero que se notara ligeramente.
Salí del cuarto de baño, y me dirigí a mi habitación para buscar la ropa que me pondría, al final me decidí por una camiseta blanca y los pitillo que había llevado antes (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=94446106&.locale=es). Volví a entrar al baño para secarme el pelo ya que con el tiempo que hacia hoy me iba a coger una pulmonía.
Cuando me disponía a salir, cogí las llaves y la gabardina (http://www.polyvore.com/cgi/set?id=94447337&.locale=es), cerré la puerta sin dar mucho portazo ya que mi vecino de en frente es, como decirlo, insoportable. Llamé al ascensor que tardó poco en bajar porque estaba un par de pisos más arriba. En él bajaba Louis, un chico muy guapo, moreno con ojos azules, pero solo lo conocía de hola y adiós, el tenía veintidós años y yo tenía veintiséis.
-          ¿Bajas?-Le pregunté
-          Si-Me respondió mostrando su bonita sonrisa
-          ¿Te gustaría salir mañana a cenar comigo?-Me preguntó sonriendo de nuevo
-          No creo que pueda, ahora tengo un caso bastante importante.-Respondí
-          ¿Un caso? ¿Acaso eres policía o algo?
-          Sí, o sea me invitas a cenar y no sabes en que trabajo, vamos bien.
-          Ya lo sabía, - respondió sacándome la lengua – en Scotland Yard, lo dijiste en una reunión de vecinos. ¿Entonces te viene bien mañana?
-          No se, dame tu número y mañana por la mañana te llamo y te digo algo – Sonrió
-          De acuerdo, dame – y me quitó el móvil, pero vio que tenía contraseña y me lo devolvió para que se la pusiera, lo cogí, la escribí y se lo devolví sonriendo, tecleó su número y lo guardó – Ahí tienes. – me respondió devolviéndome el IPhone.
-          Creo que ya hemos llegado, hasta luego – le dije

-          Hasta luego – me respondió haciendo un teléfono con las manos y llevándoselo al oído mientras mi guiñaba un ojo.

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Aquí teneis el segundo capitulo, ya sabéis si os gusta comentar o decídmelo por twitter (@Britishswag69). El chico me he inspirado en Louis Tomlinson I know I know, pero es que le iba a poner Steve al chico pero es que el nombre no me llamaba la atención por eso he puesto Louis porque el nombre me gusta.

2 comentarios:

  1. La verdad es que la historia pinta bastante bien... Siguela pronto ;). Un beso!

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  2. Que mono louis!!! Jajaja que de pronto no te hable a pedirte que cenes con el.... Hay un gran avanceee, me encantaaa!!

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